La “enfermedad inflamatoria intestinal” o EII es una afección que causa la inflamación del sistema digestivo. La inflamación es la reacción del organismo a una lesión, infección o irritación y puede causar enrojecimiento, hinchazón y dolor.La EII es una “afección crónica”, lo que significa que dura toda la vida y es permanente. Aunque no hay cura por el momento, hay tratamientos disponibles que pueden ayudar a manejar la EII.
Hay dos tipos comunes de EII, “enfermedad de Crohn” y “colitis ulcerosa” o CU. Aunque los síntomas pueden superponerse, pueden afectar diferentes partes del aparato digestivo.
La colitis ulcerosa o CU provoca un tramo continuo de inflamación en el revestimiento interno del colon. Además de la inflamación, las personas con CU también pueden tener úlceras en el revestimiento del colon, que pueden sangrar y producir moco.
Hay diferentes tipos de CU que se definen según la cantidad de intestino grueso afectada:
La enfermedad de Crohn es un tipo de enfermedad inflamatoria intestinal que puede causar inflamación en cualquier parte del intestino, pero más a menudo en una parte del intestino delgado llamada “íleon” o en el intestino grueso (también conocido como colon). A diferencia del tramo continuo de inflamación que se produce en los pacientes con colitis ulcerosa, la inflamación en los pacientes con enfermedad de Crohn a menudo es irregular, con áreas no inflamadas en el medio. En la enfermedad de Crohn, la inflamación puede extenderse a las capas profundas de las paredes intestinales, a diferencia de la colitis ulcerosa, en la que la inflamación se limita a la superficie de la pared intestinal. La enfermedad de Crohn activa puede afectar a la capacidad del organismo para digerir los alimentos, ingerir los nutrientes y eliminar los desechos.
Se desconoce qué causa la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa, aunque existen varios “factores de riesgo” relacionados a cada una. Algunos factores de riesgo son:
Los síntomas de ambas afecciones pueden cambiar mucho entre los pacientes, en parte debido a las diferencias en la gravedad de la inflamación y en su localización. Tanto en la enfermedad de Crohn como en la CU, puede haber ocasiones en las que haya muy pocos o ningún síntoma. También puede haber momentos en los que la enfermedad se vuelva más activa y los síntomas empeoren. Estos se conocen como “brotes”.
Los síntomas más frecuentes de la enfermedad de Crohn y de la CU son hemorragia rectal (especialmente en la CU), dolor abdominal, diarrea, cansancio, malestar general, fiebre, úlceras bucales, pérdida de apetito, pérdida de peso y anemia (disminución del número de glóbulos rojos).
Las personas con enfermedad de Crohn pueden desarrollar otros problemas como “estenosis” o “fístulas”.Las estenosis son áreas del intestino que se han estrechado debido al tejido cicatricial producto de la inflamación repetida y la cicatrización.Las fístulas son canales o vías anormales que se forman entre un órgano interno y otro, o hacia la superficie externa del cuerpo.
En las personas con enfermedad de Crohn y CU, se pueden producir orificios en la pared intestinal (llamadas “perforaciones”) con una inflamación u obstrucción muy activa, lo que puede provocar que el contenido del intestino se filtre. Una complicación rara y potencialmente mortal del CU es el “megacolon tóxico”, que es una acumulación extensa y grave de gases digestivos, que hace que el colon se hinche y presente riesgo de infección y choque.
La enfermedad de Crohn y la CU también pueden causar problemas fuera del aparato digestivo. Los más comunes son los siguientes:
El médico puede sospechar primero que un paciente tiene EII basándose en los síntomas que está teniendo. Algunas de las pruebas que el médico puede usar para confirmar un diagnóstico de EII incluyen las siguientes:
Es posible que sea necesario realizar estas pruebas regularmente para comprobar la gravedad de la afección de una persona y si sus tratamientos están funcionando.
La enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa son enfermedades crónicas, lo que significa que son enfermedades de por vida y no se pueden curar. Hay tratamientos disponibles que pueden ayudar a controlar los síntomas y la inflamación. El objetivo del tratamiento es controlar la inflamación y no tener síntomas (alcanzar la “remisión”) y luego seguir sin tener síntomas con un tratamiento regular para mantener la enfermedad bajo control (“tratamiento de mantenimiento”).
Dado que la causa principal de los síntomas en la EII es la inflamación, la mayoría de las terapias tienen como objetivo reducirla. Estos medicamentos se denominan “antiinflamatorios” e incluyen corticosteroides, inmunosupresores y fármacos biológicos. Los pacientes también pueden recibir un fármaco que aborda un síntoma específico, como la diarrea. Si la afección de una persona es particularmente grave o necesita una respuesta rápida, es posible que necesite tomar más de un fármaco al mismo tiempo. Esto se denomina “terapia combinada” y puede ayudar a que algunos medicamentos funcionen mejor.
La cirugía también es una opción de tratamiento para la enfermedad de Crohn y la CU. Las operaciones más frecuentes en personas con enfermedad de Crohn son la extirpación de las estenosis del aparato digestivo (una “estenoplastia”) y la extirpación de secciones muy inflamadas de los intestinos (una “resección”).
La cirugía es más común en la CU, con hasta 1 de cada 4 pacientes que terminan necesitando cirugía. Con mucha frecuencia, estas personas tienen CU muy grave con brotes regulares y a menudo tienen pancolitis en lugar de los otros tipos de CU. La cirugía más común para la CU es la extirpación total del colon y el recto (una “proctocolectomía”) o la extirpación de parte del colon (una “anastomosis anal de la bolsa ileal” [IPAA]).
La investigación clínica busca nuevas opciones de tratamiento para los pacientes con enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa que no responden o que dejan de responder a los fármacos antiinflamatorios que están disponibles actualmente.